Un gobierno provincial que ganó pero que no debe estar exultante. Las disputas por arriba, la derrota del peronismo y el sostenimiento de una referencia por izquierda.
El balance de las elecciones en la provincia de Río Negro lo sintetizan los medios hegemónicos de la provincia con cuatro ideas fundamentales. El triunfo de JSRN con el 37% no expresa hegemonía hacia 2023, con un escenario casi tripartito con los cambiemitas y un golpeado FDT. Esto ya lo planteábamos en el balance de las PASO.
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Que esto se remarque públicamente entre los análisis de los medios amigos de todo el empresariado, es una confesión de las ganas que tiene el macrismo rionegrino de sostenerse y disputar el espacio que comparte con Agustín Domingo, Weretilneck y cía. Este es el segundo aspecto señalado. Ya anunció Tortoriello que quiere reforma laboral y baja de la edad de imputabilidad. Quiere seguir usufructuando el vacío de la ultra-derecha que en otros lugares ocupa Espert y Milei. El macrismo rionegrino ya había ocupado un rol central con Bullrrich en la campaña permanente anti-mapuche, no olvidar que cuando gobernaron, sus fuerzas de seguridad asesinaron a Rafael Nahuel y Santiago Maldonado.
El tercer aspecto podría decirse que fuela derrota del Frente de Todos, nacional y provincial. Pero esa caída no solo la quería evitar todo el peronismo y sus alas, sino también el propio gobierno provincial de Juntos Somos Río Negro. El problema de Weretilneck y compañía es que su discurso anti-grieta nacional solo funciona si no hay alguien tan parecido a ellos como Tortoriello, que es a su vez expresión orgánica de los mismos sectores burgueses que se ven representados con el gobierno provincial. Sí, “a pura rosca” es Río Negro, oportunismos de todo tipo. En el Senado, Weretilneck, quien jugó muchas veces de aliado nacional, será un espadachín mucho más importante ahora con la pérdida de mayoría de Alberto Fernández.
Un paréntesis, para realizar un paralelismo con la historia provincial: a la grave crisis provincial de 1995 bajo el gobierno de Massaccesi, el peronismo no le pudo ofrecer una alternativa, porque justamente el gobierno nacional era del más puro menemismo peronista. Hoy la historia se asemeja, con la diferencia de que el gobierno de Carreras no está aún en crisis como la de Horacio Massaccesi: los pagos de la impagable deuda del Castello se postergaron para 2023, y de ahí en adelante. Por ello el ataque directo al sueldo de estatales por ahora se posterga, aunque signos represivos y de ajuste no le han faltado a Carreras, reprimiendo el proceso de tomas de tierras para vivir y ninguneando siempre al personal de salud. El plan de ajuste que tiene que afrontar Alberto Fernández será en consenso con la oposición, a la cual llamó a plantearse un programa común ante el FMI. Esto implica también que se integre el gobierno rionegrino, con nueva foto de Carreras con el Presidente. Dirán que eso es para ser “responsables”…con la deuda externa y el plan Castello de los buitres.
El desafío por izquierda es enfrentar el ajuste
El último punto a señalar es la persistencia de una amplio espacio de izquierda en Río Negro, donde el Frente de Izquierda expresó el 5% de los votos, y que si se suman los votos del NMAS y a la centro-izquierda lavada del PS, serían un 9% de los votos. ¿Qué expresa este espacio? Contiene un fenómeno nacional, que es el crecimiento de la izquierda, por méritos propios en su influencia a sectores obreros y populares, conquistando nuevas bancas con la referente Myriam Bregman y el obrero coya jujeño Alejandro Vilca. Pero también expresa un fenómeno político de corrimiento a izquierda de un sector que históricamente votó al peronismo, pero que ve ajuste, y por ello votando a la izquierda muestra voluntad de querer llegar mejor preparado para resistir esos planes. El Frente de Todos en Río Negro, como a nivel nacional, no puede ser expresión del descontento social de amplios sectores obreros y populares. Son parte del ajuste.
La consolidación del Frente de Izquierda como una referencia de vanguardia tiene potencial si mantiene constante diálogo con los fenómenos que lo atraviesan: estatales, como los hospitalarios en lucha; movimiento de mujeres; la pelea de miles de familias en toda la provincia por tierra, vivienda y trabajo; la defensa de los pueblos originarios y de los derechos humanos. A su vez, las ideas de la izquierda llegan a nuevos sectores juveniles, que nutren las expresiones políticas y culturales con sensibilidad ambientalista, o que están hartos de la precarización y falta de oportunidades. Eso implicará nuevos desafíos, transformarse en fuerza material y avanzar posiciones. El voto a la izquierda no escapa de una situación crítica pero muy pasiva en términos de lucha, con las burocracias sindicales “haciendo la plancha”. El ajuste que emprenderán por orden del FMI es el principal desafío que tenemos por delante y hay que organizarse para estar más fuertes, no solo en el Congreso con las cuatro bancas conquistadas, sino en las calles, en las fábricas y galpones, escuelas, hospitales y universidades.